Pluma de Garza es un espacio para compartir con los niños y niñas amantes de la lectura la tradición oral y literatura del llano.
jueves, 2 de diciembre de 2010
miércoles, 1 de diciembre de 2010
Cuando yo sea -Poesía infantil de Eugenio Montejo
Cuando yo sea grillo
cantando a la luna,
si oyes mi organillo,
dame una aceituna.
Cuando hormiga sea
cargando un gran peso,
que al menos te vea
a la luz de un beso.
Cuando sea ciempíes
con mis cien botines,
deja que una vez
cruce tus jardines.
Cuando no sea nada
sino sombra y humo,
guárdame en tu almohada
que yo la perfumo.
cantando a la luna,
si oyes mi organillo,
dame una aceituna.
Cuando hormiga sea
cargando un gran peso,
que al menos te vea
a la luz de un beso.
Cuando sea ciempíes
con mis cien botines,
deja que una vez
cruce tus jardines.
Cuando no sea nada
sino sombra y humo,
guárdame en tu almohada
que yo la perfumo.
Las Lombricitas Poesía Infantil de Aquiles Nazoa
Mientra se oía
desde una rosa
la deliciosa
marcha nupcial
que con sus notas
creaba un ambiente
completamente matrimonial.
Dos lombricitas
de edad temprana
cierta mañana
del mes de abril
solicitaron
en la pradera
al grillo, que era
jefe civil.
Al punto el grillo
con dos plumazos
ató los lazos
de aquel amor.
Las lombricitas
se apechugaron
y se mudaron
para una flor.
Tras una vida
dulce y risueña,
con la cigueña
las premío Dios.
Y cuando abrieron
las margaritas,
las lombricitas
ya no eran dos.
La primorosa
recien nacida
pasó la vida
sin novedad.
Y al cuarto dia
de primavera
ya casi era
mayor de edad.
Quiso ir entonces
a una visita,
y su mamita
le dijo:-¡No!
Mas de porfiada
salió a la esquina
y una gallina
se la comió
desde una rosa
la deliciosa
marcha nupcial
que con sus notas
creaba un ambiente
completamente matrimonial.
Dos lombricitas
de edad temprana
cierta mañana
del mes de abril
solicitaron
en la pradera
al grillo, que era
jefe civil.
Al punto el grillo
con dos plumazos
ató los lazos
de aquel amor.
Las lombricitas
se apechugaron
y se mudaron
para una flor.
Tras una vida
dulce y risueña,
con la cigueña
las premío Dios.
Y cuando abrieron
las margaritas,
las lombricitas
ya no eran dos.
La primorosa
recien nacida
pasó la vida
sin novedad.
Y al cuarto dia
de primavera
ya casi era
mayor de edad.
Quiso ir entonces
a una visita,
y su mamita
le dijo:-¡No!
Mas de porfiada
salió a la esquina
y una gallina
se la comió
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